Mujer, eres mi descanso en mi derrota;
eres la agitación que me inunda y me ahoga.
Eres mi fatiga y un volcán en mi corazón,
la monotonía de mi vida, un grito hecho canción...
Se deslizan los días, unos tras otros
y todos tras tu incruento recuerdo voráz,
con la única intención de liquidarte
e ignorar quién fuiste, quién eres y qué harás.
Y sigue moviéndose y bailando
como una inconsiente máquina mi corazón;
te maldije en mi vida ya tantas veces
que ahora, muerta, no sé para quién es esta maldición!
Pero aún así mis insultos seguirán inundándote,
aún te llegarán a través del tiempo y de la nada,
te ahogarán como lo hiciste tú conmigo
y, tornándote huésped de la niebla,
la harás por siempre tu oscura morada...
Inútil es decirte que te odio,
que este poema es un insulto,
y al mismo tiempo un suicidio
y también, ¿por qué no?, un indulto.
Inútil confesarte que aún te amo,
que aún eres la agitación de mi vida,
que lo serás siempre y, ¡Maldita Sea!
Fuiste mi final y mi punto de partida...
De "Epopeya de Xolox Kalihb"
En los Idus de Agosto de 1995
quando la Clepsidra marca entre la Hora Prima y la Hora Secunda
Rolando Bourdette
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